Ayer estuve en Cannes. Sí, sí, donde los famosos. Terminaba el festival de cine y me dije, qué mejor manera de pasar el domingo. Así que me eché al mar y tentaculeando un poquito llegué hasta allí. Un paseito.
Por la mañana me fui a echar una carrerita por la playa, más concretamente por el paseo. Ese por el que se dejan ver las estrellas a pasear palmito. Y esas que nadie conoce, pero que quieren arrimarse al sol que más calienta, a ver si se les pega algo. La verdad, les sacas de la alfombra roja y tampoco es para tanto. Sin sus vestidos fantásticos, sin sandalias de diamantes, ni horas de maquillaje y peluquería, la verdad, me parecieron muy normalitos. Alquien a quien no le guste mucho el cine ni les reconocería. El caso es que me senté en una terracita o tomarme un refrigerio. Al momento se me acercó un señor muy amable. Me dijo que estaba encantado de tenerme allí y que esperaban mi llegada. A mí? pero si yo... Algo no me cuadraba. Lo primero que hice fue mirar a mi alrededor, a ver de dónde venía la broma, quién se estaba cachondeándo a mi costa, como buscando la cámara oculta. y me dio un sobre con un dardo dibujado. En él había una invitación para la gala de clausura del Festival de Cine, con mi nombre!!! Bueno, si hay que ir, pues nada, aceptaremos calamar como animal de festival.
Llegó la gran noche. Me vestí con el estupendo esmoquín que alguien me dejó encima de la cama (y es que me dieron hasta una habitación de hotel, de los buenos, claro) y me fui para allá. Obviaré el trayecto en lumisina y el estrés de la dichosa alfombra. Desde mi butaca presencié el espectáculo de la entrega de premios muy atentamente. Estas cosas no pasan muchas veces en la vida. Entonces llegó el momento. El ex-chico malo Sean Penn anunció el premio a la inspiración, el conocimiento, la creatividad y la emergente trayectoria. Y mira por donde, va y dice mi nombre. 'Esta sí que es buena -me dije- Y ahora? hay que salir ahí' Mientras la gente me miraba y aplaudía, subí al escenario. Sean me dio un abrazo y me felicitó. Llegaba el momento micrófono.